-Señor, ten piedad, porque somos peregrinos en camino a Compostela y esto puede ser un vicio. Haced, en tu infinita bondad, que jamás podamos volver el conocimiento contra nosotros mismos.
”Ten piedad de los que sienten piedad de si mismos y se hallan buenos y tratados con injusticia por la vida, porque no merecían las cosas que les sucedieron, pues estos jamás van a conseguir entablar el Buen Combate.
Y ten piedad de los que son crueles consigo mismos, y sòlo ven la maldad en sus propios actos, sintiéndose culpables por las injusticias del mundo. Porque estos no conocen Tu ley que dice “Hasta los pelos de tu cabeza están contados.”
”Ten piedad de los que mandan y de los que sirven muchas horas de trabajo, y se sacrifican a cambio de un domingo donde todo esta cerrado y no existe un lugar adonde ir. Ten piedad de los que santifican su obra y van más allá de su propia locura y acaban endeudados o clavados en la cruz por sus propios hermanos. Porque estos no conocieron Tu ley que dice: “Sè prudente como las serpientes y simple como las palomas.”
”Ten piedad, porque el hombre puede vencer al mundo pero nunca afrontar el Buen Combate consigo mismo. Y ten piedad de los que vencieron el Buen Combate consigo mismos y ahora están por las esquinas y bares de la vida, porque no consiguieron vencer al mundo. Por que estos no conocieron Tu ley que dice: “Quien observa mis palabras tiene que edificar su casa en la roca.”
”Ten piedad de los que tiene miedo a tomar el pincel, pluma, el instrumento, la herramienta porque creen que otros ya lo hicieron mejor que ellos y no se creen dignos de entrar en la Mansión portentosa de las artes. Pero ten piedad de los que tomaron el pincel, pluma, el instrumento, la herramienta y transformaron la inspiración en una mezquina forma de sentirse superiores a los otros. Estos no conocieron Tu ley que dice: “Nada es oculto sino para ser manifestado, y nada se hace escondido sino para ser revelado.”