La
vida me sigue sorprendiendo, me sigue aterrorizando con su extraña capacidad de
enseñarme cosas que a la postre son indispensables para armar este rompecabezas
que nunca estará completo. Nunca lo estará porque la vida cambia continuamente
y por más que tengamos casi todas las piezas juntas, la última nunca cuadrará.
La razón es sencilla, si la última pieza
cuadrara ya la vida no tuviera sentido. ¿Para qué continuar? Esa pregunta se la
hiciera nuestro humanismo segundo tras segundo. Es nuestra naturaleza, no
podemos ir en contra de ello. Cuando terminamos algo, automáticamente nos
concentramos en otra cosa, no es una característica del humano quedarse contemplando
el logro. Eso es para los seguidores, para nuestros admiradores. El actor que
ejecuta la obra diaria, no contempla su logro, escapa en búsqueda de nuevos
logros para seguir en la batalla digna de un ser inmortal.
En ese escape siempre habrá un camino que
nos coqueteará con el éxito, fama y hasta el dinero, pero también habrá un
camino más discreto que es el que muchos transitamos, el del anonimato. Y no se
trata de que el primero sea mejor que el segundo, ambos son buenos. La única pregunta
que debemos hacernos para saber cuál es el mejor, se sintetiza así: ¿Con cuál
camino seremos felices?, eso es lo único que importa, la felicidad, la anhelada
felicidad que hasta los más populares y famosos buscan toda la vida y no consiguen.
Después de responder a tan difícil pregunta,
el siguiente paso es saber que elementos necesitaremos para casi completar ese
rompecabezas de la vida. Rompecabezas que tiene la particularidad que no se
arma como los convencionales, esos que usted puede ver todas las piezas y con paciencia
le va dando forma a la figura. En el rompecabezas de la vida, las piezas las conseguimos
una a una, las conseguiremos en el camino que escogimos, del que hablaba
anteriormente, y obviamente dependiendo del camino que elijamos, dependerán las
piezas que conseguiremos.
Yo por ejemplo he optado por escoger el
tono gris, es tono que para muchos no existe, pero que para otros es la salida
de escape para tanta rutina, para tanta perfección. Mi tono gris es la mitad de
esos dos caminos. No quiero ser un anónimo, pero tampoco un famoso, exitoso,
adinerado o popular hombrecillo sin felicidad, sin alma saltarina. Para mí en ocasiones
pasadas era incomprensible cómo alguien de campo o sector popular puede ser más
feliz que alguien exitoso y adinerado, hasta que comprendí eso de los dos
caminos. Quizá el señor poderoso, adinerado y popular escogió el camino
equivocado o sencillamente no encontró las piezas importantes del rompecabezas.
El señor de campo en cambio leyó muy bien el camino y entendió que su espíritu,
sus alma es feliz entre vacas, toros…Y eso lo convierte en alguien sabio y
exitoso.
Esos extraños seres que son felices,
sabios y exitosos no se encuentran necesariamente en una biblioteca y mucho
menos en una Librocueva, perdonen tan mal juego de palabras, hay muchos que
ubican en lugares tan recónditos como su postura frente a la vida. Son tan
variados, con variadas posturas como la cantidad de variaciones que puede tener
esos dos caminos del éxito y el anonimato. Pero se los repito lo importante es
la felicidad, si la conseguimos ya seremos exitosos, porque la finalidad de la
vida es ser felices y pasarla bien en este pequeño paseo antes de la eternidad.