No
es cuestión de banalizar la situación de nuestro país, estamos en emergencia. Emergencia porque hay que hacer colas para adquirir solo unas pocas
cosas para alimentarnos. Las colas parecen algo de fantasía pero es un
calvario, una humillación que sufrimos
los venezolanos todos los días.
Nuestras
madres generalmente se encargan de dicha degradante tarea, aguantar el sol, no es lo único que deben afrontar, a ello se une la agresividad de los organismos de
seguridad que se han convertido en los porteros de todos los establecimientos que
venden alimentos, y también las largas horas, se forman desde la madrugada de forman incontrolada.
Solo
unos pocos no las hacen, pero para casi todos nosotros los venezolanos, nos toca hacer las colas para comprar comida, para comprar baterías para
carros, medicinas e incluso se hacen infinitas colas para ser atendidos en los
hospitales.
Esta
situación no fue causada por los pitiyanquis como el gobierno se enarbola
diciendo, o por la guerra económica, es causada por nuestra incapacidad,
nuestra incultura como sociedad de dejarnos manipular y engañar por figuras
populistas, poco efectivas, como lo fue en su momento el presidente Chávez y
ahora el soñar Maduro.