Este articulo lo leí en la edición del día 22 de abril de la revista Todo en Domingo, me pareció muy interesante para leerlo o releerlo en esos momentos cuando estamos escalando nuestra propia montaña personal y no conseguimos un camino a seguir...Espero que les guste y que lo tomen en cuenta en cada una de sus maniobras en su escalada.
Escoge la montaña que
deseas subir: No te dejes llevar por los comentarios de los demás, que
dicen "esa es más bonita", o "aquella es más fácil". Vas a
gastar mucha energía y entusiasmo en alcanzar tu objetivo, y por lo tanto eres
el único responsable y debes estar seguro de lo que estás haciendo.
Aprende a llegar a
ella: Muchas veces, vemos la montaña de lejos, hermosa, interesante, llena
de desafíos. Pero cuando intentamos acercarnos, ¿qué ocurre? Que está rodeada
de carreteras, que entre tú y tu meta se interponen bosques, que lo que parece
claro en el mapa es difícil en la vida real. Por ello, intenta todos los
caminos, todas las sendas, hasta que por fin un día te encuentres frente a la
cima que pretendes alcanzar.
Aprende de quien ya
caminó por allí: Por más que te consideres único, siempre habrá alguien que
tuvo el mismo sueño antes que tú, y dejó marcas que te pueden facilitar el
recorrido; lugares donde colocar la cuerda, picadas, ramas quebradas para
facilitar la marcha. La caminata es tuya, la responsabilidad también, pero no olvides
que la experiencia ajena ayuda mucho.
Los peligros, vistos
de cerca, se pueden controlar: Cuando empieces a subir la montaña de tus
sueños, presta atención a lo que te rodea. Hay despeñaderos, claro. Hay
hendiduras casi imperceptibles. Hay piedras tan pulidas por las tormentas que
se vuelven resbaladizas como el hielo. Pero si sabes dónde pones el pie, te
darás cuenta de los peligros y sabrás evitarlos.
El paisaje cambia,
así que aprovéchalo: Claro que hay que tener un objetivo en mente: llegar a
lo alto. Pero a medida que se va subiendo, se pueden ver más cosas, y no cuesta
nada detenerse de vez en cuando y disfrutar un poco del panorama alrededor. A
cada metro conquistado, puedes ver un poco más lejos; aprovecha eso para
descubrir cosas de las que hasta ahora no te habías dado cuenta.
Respeta tu cuerpo:
Sólo consigue subir una montaña aquel que presta a su cuerpo la atención que
merece. Tú tienes todo el tiempo que te da la vida, así que, al caminar, no te
exijas más de lo que puedas dar. Si vas demasiado deprisa, te cansarás y
abandonarás a la mitad. Si lo haces demasiado despacio, caerá la noche y
estarás perdido.
Respeta tu alma:
No te repitas todo el rato: "Voy a conseguirlo". Tu alma ya lo sabe.
Lo que ella necesita es usar la larga caminata para poder crecer, extenderse
por el horizonte, alcanzar el cielo. De nada sirve una obsesión para la
búsqueda de un objetivo, y además termina por echar a perder el placer de la
escalada.
Prepárate para
caminar un kilómetro más: El recorrido hasta la cima de la montaña es
siempre mayor de lo que pensabas. No te engañes, ha de llegar el momento en que
aquello que parecía cercano está aún muy lejos. Pero como estás dispuesto a
llegar hasta allí, eso no ha de ser un problema.
Alégrate cuando
llegues a la cumbre: Llora, bate palmas, grita a los cuatro vientos que lo
has conseguido, deja que el viento allá en lo alto purifique tu mente, refresca
tus pies sudados y cansados, abre los ojos, limpia el polvo de tu corazón.
Haz una promesa:
Aprovecha que has descubierto una fuerza que ni siquiera conocías, y di que a
partir de ahora, y durante el resto de tus días, la vas a utilizar.
Cuenta tu historia:
Di a todos que es posible, y así otras personas sentirán el valor para
enfrentarse a sus propias montañas.
Muchas gracias por dejar tus comentarios en nuestro blog. Cada recomendación o critica sera tomado muy en cuenta con el fin de mejorar cada día más. Que tenga buen dia.