Que ironía dentro de tanta ironía,
desde el primer milisegundo que desenvainé la primera daga
que me autogolpeo brutalmente,
me sentí un mendigo de la situación.
Que lastima por mí,
que lastima por mi ser.
La mentira me corrompe,
me hace arrodillarme frente a mi moral.
Siento que debo sanarme,
y lo haré únicamente expulsando la tortura que me controla.
Escrito a las 10:53 p.m. 23/11/2013
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