“El
pueblo no renuncia nunca
a
sus libertades sino bajo el
engaño
de una ilusión”
-Edmund
Burke-
Vamos a votar por nosotros, por nuestros
hijos, por la patria, vamos a votar con el corazón este domingo 7 de octubre.
Nadie se puede quedar sin ejercer su derecho al voto porque de esa manera estaría
dejando en manos de otros la decisión que la historia le ha concedido. Ayudemos
a construir el futuro que tanto queremos en nuestro país para los venideros 6
años de gobierno. Un futuro donde todos tengamos lugar, la estabilidad y el
amor entre hermanos venezolanos sea el pan de cada día, solo nosotros podemos
decidir entre la debacle y la desgracia o el amor y avance de nuestra
República.
Tenemos este grandísimo reto frente a
nosotros, no defraudemos a la República BOLIVARIANA y con el corazón palpitante
presionemos el tarjetón de nuestra preferencia, pensando en lo más importante,
la patria. Con ese acto, tan rápido como su minuto y medio máximo de duración,
sembraremos una esperanza, un sentimiento genuino.
Es claro que nunca habíamos estado en esta
disyuntiva que nos conduce a caminos tan distintos, y no hace falta que en esta
columna se explique de manera subjetiva y personal el parecer de quien tiene la
oportunidad de escribirles, es suficiente con estos 8 y un poco más meses de
campaña, ya cada quien ha decidido. Ni preguntas capciosas del Centro
Intercontinental de Estudios para la Democracia o la grosera cantidad de
material político de cada esquina en poblados venezolanos influenciarán nuestra
decisión, ya hasta las piedras lo saben. Estos agonizantes días, son cuando
aparecen los verdaderos políticos con su capa de libertad y patriotismo, son
instantes cuando los no estudiados y los incapaces se encargan de enterrarse
políticamente. Simplemente son días cuando los animales y depredadores
políticos sacan la casta y nos enseña quien responsablemente puede gobernar un
país.
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